La enfermedad de Alzheimer supone una preocupación para los administradores de la salud pública y para los cuidadores informales de los pacientes afectados. La realidad social de crecimiento de la población y el aumento de la esperanza de vida actual está extendiendo esta preocupación a la sociedad en general.
En nuestro contexto entre el 70 y el 80 % de los enfermos son atendidos por sus familiares. Esta asunción de responsabilidad implica un aumento del desgaste físico, una gran presión emocional y psicológica y de incremento del costo económico, que producen sobrecarga al cuidador y disminuyen su calidad de vida.
Las características de la enfermedad de deterioro cognitivo progresivo e irreversible, la discapacidad funcional que se deriva y la aparición de trastornos psicopatológicos son factores influyentes en la sobrecarga. También lo son la edad, el sexo, la escolaridad o la raza/etnia del cuidador, así como el tipo de relación previa establecida.
Los programas de intervención dirigidos directamente al cuidador pueden prevenir y/o reducir la sobrecarga manteniendo la calidad de vida del cuidador y del paciente. En esta revisión se analizan los factores influyentes en la sobrecarga y las repercusiones para el cuidador, y se describe la aplicación de las estrategias de reducción, su efecto y las posibilidades de mejora.
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